(San Marcelino Champagnat)
Por H. Carlos Perales. fms
REVISTA VOCES DE PROVINCIA \ BLOG III | VOZ EXPERTA
La Santísima Virgen María está tatuada en el ADN Marista. Nuestro fundador, San Marcelino Champagnat, supo inculcarla en sus hermanitos para que la encontráramos siempre… ¡hasta en la sopa! Esta expresión nos la decía el Hno. Luis Zepeda en el noviciado: “cada vez que puedas mencionar y hacer referencia a María, no dejes escapar la oportunidad. Tus alumnos te lo van a agradecer toda la vida”. Era una expresión similar a lo que Marcelino nos insistía en sus escritos, basados en su propia experiencia: “si logras inculcar la devoción a la Sma. Virgen en el corazón de tus alumnos, les habrás asegurado la salvación”. (M. Ch.) Tanta era su confianza en la Madre de Jesús, que conocemos los títulos que le adjudicó y que, hoy en día, están en boca de todos los que nos sentimos privilegiados de llevar el nombre de “Maristas”. Ella es, y siempre será, la “Buena Madre, Recurso Ordinario, Primera Superiora…” Y es que así es siempre, como dice el refrán: “la boca habla de la abundancia del corazón”.
Me pregunto si los maristas de Champagnat del siglo XXI tenemos la misma confianza que nos legó nuestro fundador, o la figura de María es sólo para momentos “piadosos”, lejos de las historias cotidianas y personales de cada uno de nosotros. Hoy quiero compartir tres experiencias concretas de lo que significa involucrar a la Madre de Dios en nuestras vidas, para hacernos recordar que Ella está siempre presente cuando la invocamos, en toda circunstancia y necesidad. Y algunos Hnos. maristas con los que me he topado en el camino de la vida, son los mejores maestros de dicha devoción.
Hno. Juan González. A este hermano lo recordamos por su habilidad de hacer Rosarios. Siempre lo veíamos con unas pinzas y alambres que servían para insertar las cuentas de los misterios. Es raro el Hno. que, en la actualidad, no tenga algún rosario elaborado por sus manos y su creatividad. En una ocasión, viajando por la noche en un autobús, nos comentaba a quienes lo conocimos, que iba rezando su Rosario, de los muchos que él había elaborado. Al entrar a la noche, le llegó el sueño y se quedó profundamente dormido. Un poco más adelante, sintió cómo una mano le tocaba el hombro y le decía: “cámbiate de lugar, vete a otro lugar”. Al principio no le dio importancia, incluso pensó que estaba soñando. Pero se repitió lo mismo y con más insistencia más tarde: “busca otro lugar”. Afortunadamente el autobús tenía asientos disponibles, así que se cambió.
Media hora antes de llegar a su destino, (perdón que no recuerde la trayectoria del viaje, sólo recuerdo la anécdota contada por el propio Hno.), el autobús sufrió un accidente y en el lugar donde iba el Hno. Juan, al principio del viaje, quedó destrozado. “La Sma. Virgen me libró de morir aplastado”, decía con orgullo el Hno. Juan. Y su experiencia sigue viva en mi corazón.
Hno. Aureliano Brambila. En nuestra provincia conocemos la trayectoria de nuestro querido Aure y todo lo que ha implicado sus aportaciones espirituales, desde CEPAM. (Centro de Espiritualidad del Patrimonio Marista). Siendo provincial, nos comentó que en una ocasión estaba visitando una comunidad del sureste. Cuando tomó el vuelo de regreso a Guadalajara, el avión en el momento del despegue tuvo la necesidad de frenar, porque en palabras de Aure, “se le acabó la pista y no se pudo levantar”. Los pasajeros y la tripulación se llevaron un gran susto.
Le preguntamos a Aure qué había hecho él para conservar la calma. Y con su voz de tranquilidad, como siempre, nos expresó: “yo traía mi rosario en las manos y me puse a rezar el ‘Acordaos’. Pensé en la posibilidad de morir y me puse en manos de la Buena Madre. En fin, si me iba a encontrar con el Creador, ¡qué mejor llegar a “casa” tomado de la mano de María!”. No cabe duda, una gran experiencia de quien se siente amado por María.
Hno. Carlos Perales. No soy el mejor ejemplo de devoción mariana, pero al menos creo que soy el que mejor me conozco. Recuerdo en una ocasión, cuando estuve como primer servidor de la Primaria Marista de Ags., tuvimos el inicio de un año civil muy difícil, hablando económicamente. A dicho momento, en la historia de México, se le conoce como el “error de Diciembre”. (diciembre 1994 – marzo 1995). Muchas personas, que tenían deudas con instituciones bancarias, perdieron todo su patrimonio; incluso algunos no soportaron la presión y se quitaron la vida.
Los padres de familia de nuestro colegio también sufrieron las circunstancias del momento. Estábamos a unos días de pagar la nómina de los maestros y la administradora me decía: “no tenemos suficientes recursos para pagar la nómina. ¿Qué vamos a hacer?” Cosa inaudita hasta entonces. Y mientas más se acercaban los días de pago, menos ingresos teníamos.
Recuerdo bien que, encima de un archivero, tenía presente la estatua de la Buena Madre. Y entonces volteé hacia Ella y le dije con todo mi corazón: “he escuchado siempre, desde mi formación como Hno., que sacaste de apuros al P. Champagnat y a otros más. ¿Será posible que te hagas presente en mi colegio? ¿También tengo que decirte que “peor para tu obra si el colegio no puede seguir”? Y cada vez que entraba a la Dirección repetía con fervor el “Acordaos”.
Para no hacer la historia larga, un día antes de pagar la nómina, se presentó conmigo la persona responsable de la administración y me dijo: “¡ya podemos pagar la nómina! ¡Los padres de familia que pudieron pagar nos ayudaron a completarla!” Y en un tono un poco sarcástico me preguntó: “¿pues a quién le rezaste?” ¡Y yo sabía en quién había puesto mi confianza!
Podría contarles muchas historias más. Por hoy les dejo con algunas reflexiones de nuestro Padre fundador que, desde entonces, están muy presentes en mi cabeza y corazón, además de las ya citadas al principio de este escrito. ¡Que su corazón sea siempre muy MARISTA!
“No se asusten, tenemos a María por defensa”
“Jesús y María serán siempre el sólido apoyo de mi confianza.”
“María no nos abandona... ¡María nos ayuda y eso basta!
“Interesen a María en favor nuestro, díganle que después que han hecho todo lo posible, tanto peor para Ella si las cosas no van como es debido”
“María, sí, María. Ella es causa de nuestra prosperidad. Sin María somos nada y con María lo tenemos todo, porque María tiene siempre a su adorable hijo o en sus brazos o en su corazón.”
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