POR: Estrella Ibarra Arias
Actualmente: Es una joven de 17 años que se encuentra en último año en el Bachillerato Cervantes Loma Bonita.
REVISTA VOCES DE PROVINCIA \ AÑO II EDICIÓN 01 | EN LA VOZ DE
Todos hemos escuchado “los jóvenes son la esperanza del futuro del mañana” una y otra y otra vez, una frase tan corta con tan gran significado y carga de responsabilidad al mismo tiempo. Hoy en día la esperanza ha perdido su concepto original, con un uso demasiado general, haciendo que las nuevas generaciones poco a poco pierdan el sentido de esta palabra.
Cada vez que preguntaba a un adulto qué pensaba respecto su significado, solían responder casiinstantáneamente, pero al hacer esto mismo con algunos jóvenes de entre 16 y 18 años la respuesta quedaba en pausa e inconclusa, evidenciando así que durante esta etapa de maduración aún se sigue en descubrimiento de su propia esperanza y con ello de su identidad. En otras palabras, sus respuestas son incompletas porque ellos también lo están aún, al encontrarse a sí mismos aspiran a una meta en la cual se incluirá la esperanza. Este concepto no hace alusión a “esperar algo” como muchos piensan, va más allá de esto, es el trascender como personas siendo parte de una sociedad, el actuar para obtener un resultado, es el motor que lo hace posible y diferencia del deseo. Esto no es exclusivo para todos los jóvenes, también hay adultos que nunca logran pasar esta etapa y quedan varados por un gran tiempo en la incertidumbre, incluso muchos jóvenes logran comprenderlo antes que otros y tienen su camino un más o menos claro, pero esto no es una regla que se deba seguir al pie de la letra, sino que cada uno lleva un proceso, identidad, esperanza, metas y vidas distintas.
"Evidenciando así que durante esta etapa de maduración aún se sigue en descubrimiento de su propia esperanza y con ello de su identidad."
La mayoría de los adolescentes que se encuentran en esta etapa de introspección junto con la ausencia de una esperanza, tienden a vivir al día, por así decirlo, no logran ver más allá de su presente, no analizan su pasado ni se preparan para un futuro ya sea cercano o lejano; podría decirse que se encuentran en una zona de confort que tarde o temprano esa burbuja explotará. Muchas veces el causante de esto es el ambiente en el que viven, uno en el que la familia es el primer ejemplo a seguir y con ello la sociedad, donde en este no se les exige mucho o nada ya que no les dan herramientas para exponerse al mundo, sino que los resguardan lo más que pueden e incluso llegando a hacer este acto inconsciente y causando una pérdida de sentido de identidad propia o sentido de vida.
La única manera de evitar esto, es con el apoyo de los padres a comenzar a alentar a los hijos y sobre todo disposición de la persona en desarrollo a tener aspiraciones, retos, responsabilidades y ese motor del humano llamado “esperanza”.
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