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Fundador del Instituto de los Hermanos Maristas

San Marcelino Champagnat

Marcelino Champagnat, padre marista francés, es el fundador del Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas o Hermanitos de María. El encanto que produce su persona no nace de una primera impresión sino de una presencia continuada y sencilla. Como María de Nazaret, se mueve en la discreción. Su riqueza interior es de profundo calado y son contagiosos su dinamismo personal, su alegría, su espiritualidad mariana y su confianza en Dios. Los niños y jóvenes son sus amigos y le tienen un cariño especial. Los hermanos, a los que tanto ama, son los herederos de su espíritu. Su itinerario de fe le conduce hasta la primacía del amor, que en esto consiste la santidad.

Nuestra Buena Madre

La relación de Marcelino con María estaba profundamente marcada por una afectiva y total confianza en Ella, a quien veía como “Buena Madre”, porque suya era la obra que había emprendido.

Él nos dejó escrito: Sin María no somos nada y con María lo tenemos todo, porque María tiene siempre a su adorable Hijo en sus brazos o en su corazón. Esta convicción lo acompañó a lo largo de toda su vida. Jesús y María eran el tesoro donde Marcelino había aprendido a poner su corazón. Esta íntima relación ayudó a modelar la dimensión mariana de nuestra espiritualidad.

En nuestra tradición, la expresión “Recurso Ordinario” resume nuestra constante confianza en María. El lema Todo a Jesús por María, todo a María para Jesús, atribuido a Champagnat por su biógrafo, recoge la relación estrecha que hay entre el Hijo y la madre, así como la actitud de confianza en María que tenía el fundador y que nosotros estamos llamados a imitar (Agua de la Roca, 25).

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